Dificultad:
- Baja.
Ingredientes:
- 1 trozo de membrillo (se puede comprar el dulce de membrillo ya hecho en las grandes superficies).
- 1 trozo o medio de queso blanco.
- 1 lámina de masa de hojaldre (congelada).
- Azúcar glas.
Procedimiento:
1º) Sacamos la lámina de hojaldre a temperatura ambiente para que se descongele.
2º) Mientras se descongela la masa, en un bol cortamos en cuadraditos muy pequeños el membrillo y el queso blanco, aplastamos un poquito con el tenedor y mezclamos. Reservamos.
3º) Mientras hemos hecho el paso 2, seguramente tendremos ya descongelada la lámina y procederemos a estirarla con el rodillo lo más finamente posible. Como dato os diré que la masa de hojaldre se estira del centro hacia uno y del centro hacia afuera, de no hacerlo así, no subirá.
4º) Cuando ya tengamos la masa estirada, cogeremos una taza e iremos marcándola para que nos queden todos los redondelitos iguales. Una vez los tengamos, rellenaremos cada uno con la mezcla de queso y membrillo. A continuación los cerraremos y los colocaremos una placa de horno y los introduce remos en el mismo que estará precalentado a 200º unos 10 minutos y los hornearemos durante unos 10 minutos más aproximadamente hasta que veamos que están ya perfectamente horneados.
5º) A continuación, los serviremos espolvoreados con azúcar glas.
Éste postre es delicioso aunque no excesivamente dulce. Si hay algún goloso, a la mezcla de queso y membrillo le puede añadir un poco de azúcar. Yo no lo he puesto.
A comer!
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